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Siéntate a solas y observa tus pensamientos.
No reacciones a tus pensamientos.
No importa lo que surja en tu mente nunca reacciones,
solo observa, sonríe y así te entregas.
A medida que tus pensamiento vienen, a medida que tus pensamiento llegan a ti,
tu ya no les prestas atención, ya no te molestan, eso es entregarse, rendirse.
El siguiente pensamiento viene, tu no le haces caso.
No te atemoriza, no te hace feliz, no te pone triste.
Solo obsérvalo hasta que se va, estas entregando ese pensamiento.
Mantente así, mantente así y, a medida que lo haces, tu mente se vuelve mas calmada, mas calmada, mas calmada y silenciosa, silenciosa y mas silenciosa.
Hasta que se disuelve en tu corazón y seras libre.

Sri Robert

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Mucha gente cree que tiene que detenerse a meditar, eso es pensar, no meditar. La meditación tántrica es más bien “contemplación”, estar en el templo. En la sexualidad también se contempla, se vive intensamente a través de la presencia; se mira profundamente el alma del otro, se la contempla, se la saborea. Sabor viene de “saber”, se sabe de ella, se la conoce por fusión. Cuando conoces a otro te conoces a ti mismo.

Contemplar es compartir el silencio, el movimiento del andar, el fluir de un ahora sin fin, sin nombre. En esa atención expectante que es la meditación tántrica surge el fuego, el ardor, que es posible transformar en luz, en conciencia.

Es entonces cuando podemos tocar la vida, en cualquier manifestación, con la reverencia de lo sagrado. Lo sagrado es tremendamente poderoso, es goce infinito y poder, es ser intensamente. Todo esto es la meditación tántrica.

Daniel Curbelo

Calm.com ha creado una web donde puedes meditar mirando a un lago, un río, la lluvia, la playa, las olas en vivo y poner el tiempo que quieras meditar. Tiene meditaciones guiadas pero en Inglés, no obstante si no lo entiendes baja el volumen y concéntrate en la tranquilidad de los paisajes vivos, esto es suficiente. En la parte inferior derecha hay unas flechas que cambian el escenario de la meditación.Espera unos segundos a que se cargue cada paisaje.Haz click en 2 minutos, baja a cero el volumen si no entiendes Inglés y sólo quedarán tú y el paisaje vivo de la meditación.

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Haz click aquí:

http://www.calm.com/

 

Descubre lo que la meditación diaria puede hacer por ti. Foto: Getty Images
Foto: Getty Images

 

La meditación está de moda, pero será porque tiene varios beneficios: te relaja, aumenta tu tranquilidad, fomenta la auto comprensión, desarrolla la memoria y el pensamiento creativo, etc. Descubre lo que la meditación diaria puede hacer por ti en el proceso creativo según Mark McGuinness del sitio the99percent.com.

 

Enfoque. La concentración es esencial para la ejecución creativa y el excelente rendimiento. El simple hecho de centrarse en tu día a día para respirar, poco a poco mejorará tu concentración.

Paciencia. La meditación puede ser muy aburrida para algunos. Por una vez en tu vida, no estás tratando de hacer nada ni pensar en nada, sólo siéntate y presta atención a tu experiencia inmediata. Te encontrarás con todo tipo de resistencia. Un monje zen asegura que “si puedes superar la resistencia durante la meditación, nada más en la vida será un obstáculo«.

Calma. Al principio, te sorprenderás al descubrir lo ocupada que puede llegar a estar la mente (es como una corriente ininterrumpida de charla mental). Pero si logras estar en calma, gradualmente descubrirás que tu mente se tranquiliza con el paso del tiempo.

 

Claridad. Al igual que la calma, esto puede ser gradual e intermitente. Pero es probable que notes momentos e incluso períodos de claridad mental. Cuando ves las cosas con claridad y tu mente es más aguda que de costumbre, te será más fácil resolver problemas y tomar decisiones.

Introspectiva. Es probable que hayas tenido la experiencia de encontrar la solución a un problema sin pensarlo demasiado. O puedes haber tenido una buena idea de forma espontánea. Si practicas la meditación con regularidad, esto sucederá más a menudo.

Perspectiva. Cuando pasas tiempo dándote cuenta del presente y observando tu respiración, los pensamientos, sentimientos y experiencias, comienzas a darte cuenta de lo trivial de algunas de  tus preocupaciones. Incluso en medio de la rutina diaria, puedes dejar de lado las cosas pequeñas, y mantener el panorama a la vista.

KRISHNAMURTI Y LA MEDITACIÓN

Publicado: 2 junio, 2013 en Uncategorized
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«Si durante el día está usted alerta, si está atento a todo el movimiento del pensar, a lo que usted dice, a sus gestos -cómo se sienta, cómo camina, cómo habla- si están atentos a sus respuestas, entonces todas las cosas ocultas salen a la luz muy fácilmente. En ese estado de atención lúcida, despierta, todo es puesto al descubierto.
La mayoría de nosotros está inatento. Darse cuenta de esa inatención, es atención.
La meditación no es una fragmentación de la vida; no consiste en retirarse a un monasterio o encerrarse en una habitación sentándose quietamente por diez minutos o una hora en un intento de concentrarse para aprender a meditar, mientras que por el resto del tiempo uno continúa siendo un feísimo, desagradable ser humano.
Para percibir la verdad, uno debe poseer una mente muy aguda, clara y precisa —no una mente astuta, torturada, sino una mente capaz de mirar sin distorsión alguna, una mente inocente y vulnerable. Tampoco puede percibir la verdad una mente llena de conocimientos; sólo puede hacerlo una mente que posee completa capacidad de aprender. Y también es necesario que la mente y el cuerpo sean altamente sensibles —con un cuerpo torpe, pesado, cargado de vino y comida, no se puede tratar de meditar. Por lo tanto, la mente debe estar muy despierta, sensible e inteligente.
Las necesidades básicas para descubrir aquello que está más allá de la medida del pensamiento, para descubrir algo que el pensamiento no ha producido, son tres: 1) se debe producir un estado de altísima sensibilidad e inteligencia en la mente; 2) ésta debe ser capaz de percibir con lógica y orden; 3) finalmente, la mente debe estar disciplinada en alto grado.
Una mente que ve las cosas con total claridad, sin distorsión alguna, sin prejuicios personales, ha comprendido el desorden y está libre de él; una mente así es virtuosa, ordenada. Sólo una mente muy ordenada puede ser sensible, inteligente.
Es preciso estar atento al desorden que hay dentro de uno mismo, atento a las contradicciones, a las luchas dualísticas, a los deseos opuestos, atento a las actividades ideológicas y a su irrealidad. Uno ha de observar «lo que es» sin condenar, sin juzgar, sin evaluar en absoluto.
La mayor parte del tiempo está uno inatento. Si usted sabe que está inatento y presta atención en el momento de advertir la inatención, entonces ya está atento.
La percepción alerta, la comprensión, es un estado de la mente de completo silencio, silencio en el cual no existe opinión, juicio ni evaluación alguna. Es realmente un escuchar desde el silencio. Y es sólo entonces que comprendemos algo en lo cual no está en absoluto envuelto el pensamiento. Esa atención, ese silencio, es un estado de meditación.
Comprender el ahora es un inmenso problema de la meditación —ello es meditación. Comprender el pasado totalmente, ver dónde radica su importancia, ver la naturaleza del tiempo, todo eso forma parte de la meditación.
En la meditación existe una gran belleza. Es una cosa extraordinaria. La meditación, no «cómo meditar».
La meditación es la comprensión de uno mismo y, por lo tanto, significa echar los cimientos del orden —que es virtud— en el cual existe esa cualidad de disciplina que no es represión, ni imitación, ni control. Una mente así, se halla, entonces, en un estado de meditación.
Meditar implica ver muy claramente, y no es posible ver claramente ni estar por completo involucrado en lo que uno ve, cuando hay un espacio entre el observador y la cosa observada. Cuando no hay pensamiento, cuando no hay información sobre el objeto, cuando no hay agrado ni desagrado sino tan sólo atención completa, entonces el espacio desaparece y, por lo tanto, está uno en relación completa con esa flor, con ese pájaro que vuela, con la nube o con ese rostro.
Es sólo la mente inatenta que ha conocido lo que es estar atenta, la que dice: «¿Puedo estar atenta todo el tiempo?» A lo que uno debe estar atento, pues, es a la inatención. Estar alerta a la inatención, no a cómo mantener la atención. Cuando la mente se da cuenta de la inatención, ya está atenta —no hay que hacer nada más.
La meditación es algo que requiere una formidable base de rectitud, virtud y orden. No se trata de algún estado místico o visionario inducido por el pensamiento, sino de algo que adviene natural y fácilmente cuando uno ha establecido las bases de una recta conducta. Sin tales bases, la meditación se vuelve meramente un escape, una fantasía. De modo que uno ha de asentar esas bases; en realidad, esta misma manera de asentar las bases, es la meditación.
Los meditadores profesionales nos dicen que es necesario ejercer el control. Cuando prestamos atención a la mente, vemos que el pensamiento vaga sin rumbo, por lo que tiramos de él hacia atrás tratando de sujetarlo; entonces el pensamiento vuelve a descarriarse y nosotros volvemos a sujetarlo, y de ese modo el juego continúa interminablemente. Y si podemos llegar a controlar la mente de manera tan completa que ya no divague en absoluto, entonces —se dice— habremos alcanzado el más extraordinario de los estados. Pero en realidad, es todo lo contrario: no habremos alcanzado absolutamente nada. El control implica resistencia. La concentración es una forma de resistencia que consiste en reducir el pensamiento a un punto en particular. Y cuando la mente se adiestra para concentrarse por completo en una sola cosa, pierde su elasticidad, su sensibilidad, y se vuelve incapaz de captar el campo total de la vida.

El principio de la meditación es el conocimiento de uno mismo, y esto significa darse cuenta de todo movimiento del pensar y del sentir, conocer todas las capas de la conciencia, no sólo las superficiales sino las ocultas, las actividades profundas. Para ello, la mente consciente debe estar serena, calma, a fin de recibir la proyección del inconsciente. La mente superficial sólo puede lograr tranquilidad, paz y serenidad, comprendiendo sus propias actividades, observándolas, dándose cuenta de ellas; cuando la mente se da plena cuenta de todas sus actividades, mediante esa comprensión se queda en silencio espontáneamente; entonces el inconsciente puede proyectarse y aflorar. Cuando la totalidad de la conciencia se ha liberado, sólo entonces está en condiciones de recibir lo eterno.
Entre dos pensamientos hay un periodo de silencio que no está relacionado con el proceso del pensamiento. Si observas, verás que ese período de silencio, ese intervalo, no es de tiempo, y el descubrimiento de ese intervalo, la total experimentación del mismo, te libera del condicionamiento.
La meditación no es un medio para algo. Descubrir en todos los momentos de la vida cotidiana qué es verdadero y qué es falso, es meditación. La meditación no es algo por cuyo medio escapáis; algo en lo que conseguís visiones y toda clase de grandes emociones. Mas el vigilar todos los momentos del día, ver cómo opera vuestro pensamiento, ver funcionar el mecanismo de la defensa, ver los temores, las ambiciones, las codicias y envidias, vigilar todo esto, indagarlo todo el tiempo, eso es meditación, o parte de la meditación. No tenéis que acudir a nadie para que os diga qué es meditación o para que os dé un método. Lo puedo descubrir muy sencillamente vigilándome. No me lo tiene que decir otro; lo sé. Queremos llegar muy lejos sin dar el primer paso. Y hallaréis que si dais el primer paso, ese es el último. No hay otro paso».
Krishnamurti.