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Publicado: 22 agosto, 2017 en acontecimiento, educación, filosofia, Uncategorized
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Es capaz
el que piensa
que es capaz

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❤ desde el fondo de mi alma, recomiendo este canal de Youtube … ❤

Aquello que tiene causa nunca es eterno, en consecuencia, si quieres ser feliz por siempre no busques un motivo, no busques una causa, no busques una situación especial para serlo, porque lo que tiene causa es momentáneo, pasajero, fugaz. Aquello que tiene causa es temporal, porque cuando la causa desaparece, aquello desaparece. Lo que no tiene causa, estará por siempre porque no hay nada que pueda destruirlo. La verdadera felicidad, no puede tener motivo alguno, si puedes encontrar el motivo, tu felicidad no es real, no es autentica, no está fluyendo de lo más profundo de tu ser. Tu sólo la estás manipulando la estás fingiendo, cuando la felicidad es un gozo fingido sabes el motivo, no obstante cuando la felicidad es verdadera es tan misteriosa que no encuentras el motivo. Si le preguntas a un Buda por qué estás feliz, él se encogerá de hombros y como mucho te dirá …. No preguntes! En vez de preguntar porque estoy dichoso averigua por qué tu no lo estás.

La felicidad es algo que se parece a un manantial en la montaña, cuando no hay obstáculos, el agua fluye, cuando hay rocas en medio, no puede fluir.  Al remover las rocas no estás creando un manantial sólo estas removiendo lo negativo, sólo remueves los obstáculos, el manantial ya existía. Si no está fluyendo es porque hay una causa. Deja que esto penetre en ti porque éste es también tu problema. Cuando tienes éxito te sientes feliz, cuando fracasas te sientes infeliz, tu felicidad depende de una causa. Cuando llega un amor te sientes feliz, cuando el amado ya no está, te sientes infeliz. Tu felicidad y tu infelicidad han sido producidas por lo externo, no es algo que fluya interiormente, no es algo que te pertenece, otros te dan y te quitan, algo así no tiene mérito, sigues siendo un esclavo, no eres el maestro. Los Taoístas llaman Maestro a las personas cuya felicidad es absolutamente suya.

Si hay alguien que dice, cuando me pongo de cabeza me vuelvo muy feliz, entonces tú también te pones de cabeza y llegas a ser feliz, la felicidad se vuelve por consiguiente algo que puede ser manipulado, así es la gente, unos imitan a otros y en realidad la felicidad no tiene motivo. El día que entiendas esto podrás ser feliz en cualquier momento. Tendrás que practicar, practicar mucho, esta es  la actitud radical del Tao. Pero tú puedes ser feliz en éste momento. Quiero decir que no existe un motivo, así que no hace falta practicar es solo un asunto de aceptarlo, ya está presente si lo aceptas…………………….er

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Oh, leones entre los hombres, Budas pasados, presentes y futuros, a tantos como existís en las diez direcciones, me postro con mi cuerpo, palabra y mente.

Con oleadas de la fuerza de éste rey de las oraciones para una elevada conducta sublime, con cuerpos, numerosos como átomos en el mundo, me postro a los Budas que llenan el espacio.

En cada átomo se halla un Buda, sentado entre incontables hijos de Buda, miro con ojos de fe a los Victoriosos que así llenan el Dharmadatu entero.

De éstos con océanos de excelencia sin fin, dotados de un océano de palabra maravillosa; canto alabanzas a la grandeza de todos los Budas, un encomio a los que Han Ido al Gozo Sublime.

Les ofrezco guirnaldas de flores y sonidos maravillosos, perfumes supremos, lámparas de aceite e incienso sagrado. Ofrezco a todos los Victoriosos.

Comida excelente, fragancias supremas y una pila de sustancias místicas, alta como el Monte Meru; las dispongo de forma especial, y las ofrezco a los que se han conquistado a sí mismos.

Y alzo todas la incomparables ofrendas, con admiración por los que Han Ido al Gozo Sublime; con la fuerza de la fe en las conductas sublimes me postro y hago ofrendas a los Conquistadores.

Largo tiempo dominado por apego, aversión e ignorancia, he cometido incontables maldades con acciones de cuerpo, palabra y mente; todas y cada una las confieso ahora.

En las perfecciones de los Budas y Bodhisatvas, los Arhats, el adiestramiento y más allá, y en la bondad latente de cada ser vivo, levantando el ánimo me regocijo.

Luces de las diez direcciones, Budas que habéis encontrado el estado desapasionado de la Iluminación, a todos vosotros dirijo ésta suplica: haced girar la incomparable Rueda del Dharma.

Maestros que deseáis mostrar el Parinirvana, os suplico que permanezcáis con nosotros y enseñéis, por tantos eones como motas de polvo hay, para traer bondad y alegría a todos los seres.

Cualquier pequeño mérito que haya acumulado así, postrándome, haciendo ofrendas, confesando, regocijándome y pidiendo a los Budas permanecer y enseñar el Dharma, que ahora sea dedicado a la Iluminación suprema y perfecta.

Que todas éstas ofrendas sean recibidas por todos los Budas pasados, y por todos aquellos que ahora habitan en las diez direcciones, y que todos los Budas los Budas que no han venido todavía, perfecciones rápidamente sus mentes y alcancen la Budeidad, el estado del supremo despertar.

Que todos los reinos de los Budas de las diez direcciones sean siempre inmensos y completamente puros, que el mundo esté totalmente lleno de Budas que hayan logrado la Iluminación bajo árboles sagrados, y que todos estén rodeados de Bodhisatvas.

Que todos los seres vivos de las diez direcciones habiten siempre con salud y alegría, que vivan de acuerdo con la conducta del Dharma, y que cada uno de sus deseos se vea satisfecho.

Por vivir en las conductas de la Iluminación, que recuerde mis vidas pasadas en todas mis reencarnaciones; y en todos los ciclos de muerte, migración y renacer, que la sensibilidad hacia la verdad esté siempre presente en mí.

Siguiendo los pasos de los Budas que perfeccione la conducta sublime de los Bodhisatvas, y que practique las puras, intachables, intactas e impolutas conductas del dominio de uno mismo.

Que domine todas las lenguas que existen incluyendo las de los dioses, yaksas, espíritus y variedades de hombres, así como todas las formas de comunicación de los seres vivos; que sea capaz de mostrar el Dharma en toda manera.

Esforzándome así y en las perfecciones transcendentes, que nunca olvide la mente Bhodi, y que limpie totalmente de mi continuo mental todas las negatividades y velos mentales.

Que me libre del karma, los engaños y los maras kármicos, para ser capaz de vivir en el mundo sin que me afecten sus manchas, como un loto impoluto crece en el fango, y como el sol y la luna resplandecen sin obstáculo en el cielo.

Mientras haya campos de Buda y direcciones, que me esfuerce por aplacar el dolor de los reinos inferiores, y les traiga a todos sólo felicidad y gozo.

Que me esfuerce en consumar la conducta de la Iluminación y en llevar una conducta en armonía con el mundo; que exponga a los demás la conducta más sublime y yo mismo more en ella durante todos los eones futuros.

Que mi conducta y la conducta del Bodhisatva vayan siempre juntas, mano con mano; que con cuerpo, palabra y mente pueda armonizarse con sus conductas sublimes.

Que nunca me separe de los buenos amigos que revelan el sendero de la conducta sublime y que desean solamente ayudarme; que nunca les decepcione, ni por un momento.

Que siempre tenga presentes a los Budas perfectos, protectores rodeados de Bodhisatvas, y en el futuro que nunca me canse de entregarme a ellos con toda mi fuerza.

Que siempre sustente el Santo Dharma de los Budas y dilucide la conducta sublime de la Iluminación; que practique durante todas las eras futuras la conducta y acciones del sendero sublime.

Dando vueltas por los diversos reinos de existencia, que acumule sabiduría y bondad inagotables y me convierta en un tesoro infinito de cualidades como los métodos, la sabiduría, el samadhi y la experiencia del Bodhisatva.

En cada átomo hay Campos de Budas tan innumerables como átomos, cada Campo está lleno de Budas, más allá de la imaginación; y cada Buda está rodeado por multitud de Bodhisatvas; a todos estos que moran en la conducta sublime dirijo mi atención.

Así, todos los átomos en las direcciones se contienen en el espacio de un solo cabello; un océano de Budas en un océano de Campos de Budas, realizando actividades iluminadas durante un océano de eones.

Cada Buda, con su habla perfecta, libera un océano de sonidos en cada palabra que dice, para satisfacer las diversas tendencias de los seres; de ésta manera, la palabra de Buda fluye constantemente.

Todos los Conquistadores del pasado, presente y futuro hacen girar continuamente los métodos de las ruedas del Dharma; con todos los poderes de mi mente, escucho el sonido inagotable de sus palabras.

Todos los eones futuros que puedan ser posibles se manifiestan en mí en un solo instante y yo mismo, en la fracción de un momento, entro en todos estos eones de los tres tiempos.

Todos los Leones entre los hombres pasados, presentes y futuros, concibo con la sabiduría instantánea, y por el poder de los ejemplos de los Bodhisatvas, dirijo mi atención a los objetos de su experiencia.

Manifiesto Campos de Budas pasados, presente y futuros en un solo átomo de la existencia, y luego transformo todos y cada uno de los átomos de la existencia en un Campo de buda.

Por esto, cuando las luces futuras de los mundos alcancen finalmente la Bodhi, giren las Ruedas de Dharma y revelen el paso a la suprema paz del Nirvana, que yo renazca en su misma presencia.

Entonces que alcance los diez poderes;

El poder de la emanación mágica instantánea,

El poder que es un vehículo con cada puerta,

El poder de la actividad excelente,

El poder del amor que todo lo abarca,

El poder de la energía constantemente positiva,

El poder de la sabiduría desapasionada,

Los poderes del conocimiento, del método y del samadhi,

Y El poder de la Iluminación misma.

Que purifique el poder del karma, que aplaste los poderes del engaño, que deje impotentes a los poderosos maras, y que perfeccione los poderes de la conducta sublime.

Que purifique un océano de reinos, que libere un océano de seres conscientes, que vea un océano de verdades, y que realice un océano de sabiduría.

Que realice un océano de acciones perfectas, que perfeccione un océano de oraciones, que venere a un océano de Budas, y que practique sin descanso durante un océano de eones.

Por mi práctica de la conducta sublime del Bodhisatva, que alcance la Iluminación de la Budeidad, y entonces que satisfaga la aspiración iluminada y sublime de los Budas pasados, presentes y futuros.

Para equiparar las conductas del sabio, llamado Samantabadra, el Siempre Sublime, primero entre los Hijos de los Despiertos; dedico ahora todas las virtudes que poseo.

Tal como el sabio samantabadra dedicó todas las prácticas puras de cuerpo, palabra y mente para lograr un estado y reinos puros; así mismo, ahora dedico el fruto de todo mi esfuerzo.

Para comprometerme en todas las virtudes sublimes ofrezco la oración a Manjushri; que en el futuro nunca desfallezca en el esfuerzo por perfeccionarme en la elevada conducta de los Bodisatvas.

Que mis acciones nunca tengan límite, que mis cualidades de excelencia lleguen a ser ilimitadas, y al permanecer en actividad inmensurable, que encuentre la Budeidad, el estado de manifestación sin límite.

Ilimitada es la extensión del espacio, ilimitado es el número de seres conscientes, e ilimitado es el karma y los engaños de los seres; tales son los límites de mis aspiraciones.

Uno podría ofrecer a los Conquistadores, los ornamentos supremos de los Campos de Budas de las diez direcciones, y también ofrecer los máximos goces de dioses y hombres, durante eones tan numerosos como los átomos del mundo.

Pero leer o escuchar la Reina de las Oraciones con ojos puestos en la Iluminación Suprema y con fe resplandeciendo en el corazón, incluso por un instante, da lugar a un mérito con mucho superior.

Si alguien recita ésta oración a la conducta sublime, sobrepasará todos los estados de dolor, emergerá sobre todos los seres inferiores y obtendrá la visión de Imitaba, el Buda de la Luz Infinita.

Incluso, en ésta misma vida, todos los gozos sublimes serán suyos; las experiencias de Samantabadra, en todo sublime, serán rápidamente suyas, sin obstrucción.

Sólo expresar de palabra ésta aspiración a la conducta sublime del Bodisatva, trae resultados que sólo un Buda omnisciente conoce, por tanto no hay duda que conduce a la Iluminación.

Para seguir los excelentes ejemplos expuestos por la sabiduría del Bodisatva Manjushri y por Samantabadra, el Siempre Sublime, dedico todas las virtudes a sus incomparables ideales.

Todos los Conquistadores de los tres tiempos han alabado como suprema esta incomparable dedicación, por tanto yo también rindo todas las raíces de mis actos a las metas sublimes del Bodisatva.

Cuando llegue el momento de la muerte, que me vea libre de oscurecimientos espirituales, que perciba el rostro de Imitaba, y transmigre a Sukhavati, la Tierra Pura de la Alegría.

Al llegar allí, que satisfaga todos los propósitos de esta oración de aspiraciones y beneficie a los incontables seres vivos que residen en las diez direcciones.

En el mandala gozoso del Buda Imitaba, que renazca en un loto maravilloso, y que allí tenga el placer de conseguir una profecía pura del mismo Imitaba.

Habiendo ganado esta palabra profética, por el poder de la mente, que llene todas las direcciones con muchos millones de emanaciones místicas y traiga ilimitados beneficios al mundo.

Si por recitar esta oración de la conducta sublime, he logrado algún diminuto fragmento de bondad, que sirva para satisfacer inmediatamente todas las esperanzas de Dharma de los seres vivos.

Colofón: Así concluye “La Gran Reina de las Oraciones”, “La oración de la Conducta Excelente y Sublime”.

Esta oración “Bhadracaripranidhana-raja”, se encuentra en la sección Gandavyuha del Sutra Avatamsaka, en que el mismo Samantabadra la enseña al Bodisatva Sudhana.

La traducción al español corresponde a la traducción del tibetano al inglés de Glenn H. Mullin con Thengo Tulku.

Lo que me gustaría decirte

Publicado: 24 julio, 2015 en Uncategorized
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» Se necesita mucho valor para amar a las mujeres marcadas por el pasado, aquellas de carácter fuerte,pero de un corazón bueno,se necesita mucho amor para curar las heridas, las desilusiones y sobretodo se necesita ser inteligente.
Porque son tan maduras y tan experimentadas, que ya no creen en lo que sienten, si no en lo que estés dispuesto a hacer por ellas…»

Buddha Bar – Amor Amor

TSUKIMI – 月见

Publicado: 4 agosto, 2014 en filosofia, literatura, noticias
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En Japón, el Tsukimi consiste en contemplar la Luna el primer día de otoño en el que la Luna está llena, y los días siguientes. Según la mitología China, ese día se pueden ver conejos correteando por la Luna.
La creencia de que en la Luna viven conejos viene del Budismo, es una leyenda originaria de la India que se transmitió y adaptó en China en forma de “Festival de la Luna” y en Japón se adaptó en forma de “Tsukimi”.

Según una leyenda, Buddha en una de sus reencarnaciones fue un conejo que tenía como amigos a un mono, una zorra y una nutria. Un día el Buddha-Conejo propuso a sus amigos que los días de Luna llena buscarían comida extra y se la darían a gente hambrienta.
El primer día que hubo Luna llena, el mono trajo plátanos, la zorra un cervatillo, y la nutria trajo pescado.
Pero el Buddha-Conejo no pudo traer nada, porque lo único que comía era hierba y eso no lo comen los humanos. El Buddha-Conejo se dio cuenta del gran problema en el que se había metido y decidió que ofrecería su carne como comida. Comunicó su decisión al “Rey del cielo”.

Cuando llegó el momento, el “Rey del cielo” creó una fogata y el Buddha-Conejo se saltó dentro de ella. Pero el fuego que había creado el “Rey del cielo” no estaba caliente, el Buddha-Conejo no se quemó. El Buddha-Conejo se quejó de que ese fuego no quemaba y el “Rey del cielo” le dijo:

“Lo importante es que tuviste buena voluntad y fuiste sincero cumpliendo tu promesa de dar tu propia carne como comida. Tu buena voluntad y tu proeza no serán olvidados”.

A continuación, el “Rey del cielo” dibujó un enorme conejo en la superficie de la Luna que recordaría a todas las futuras generaciones la proeza y la buena voluntad del Buddha-Conejo.
En China se cree que en la Luna hay un conejo creando el elixir de la inmortalidad. En Japón se cree que lo que hace el conejo, en vez de crear el elixir de la inmortalidad, es amasar mochi (Dulce de arroz) con un mazo.

Este proceso de amasar el mochi se dice en japonés “mochitsuki” que casualmente coincide con la pronunciación en japonés de la palabra “Luna llena” (mochitsuki ).
En la celebración del Tsukimi 月见 se juntan familiares y amigos en un lugar al aire libre donde se pueda ver la Luna con claridad. Se preparan bolitas “tsukimi dango” que están hechas de “mochi” (El mismo dulce de arroz que amasa el conejo en la Luna).

También se ponen unas ramas de zuzuki y fruta, castañas, sake o boniatos según los gusto. Todo esto se pone a la luz de la Luna como ofrecimiento a los Dioses, para dar las gracias por la cosecha de arroz de este verano.

Durante la celebración se pueden pedir deseos, se toma té y se toca y escucha música con koto o shakuhachi en una noche única e inolvidable.

 

 


Por Rudolf Otto.

El samsára mismo es ahora nirvána. Se detiene así la búsqueda apremiante de una meta de salvación, pensada fuera del ser, pues lo que se buscaba ha sido hallado en el ámbito del ser, es uno con él. Este mundo a la deriva, que de otra manera no es sino un montón de mal y sufrimiento, es ahora en cambio el mundo beatífico de Buddha, brilla en toda su belleza y profundidad transparente, mística, tal como lo reproduce el pincel inspirado de estos artistas, con inaudita capacidad de sugestión. Esto conduce a la indiferencia frente a toda sabiduría libresca y erudición académica, pero es a la vez un cierto tipo de sabiduría extraña, profunda, íntima, expresada lacónicamente, en rápidas sentencias y versos escuetos, mediante la mera insinuación. Se trata de una sabiduría que no es, ni mucho menos, la de la vida cotidiana, y cuya peculiaridad encuentra su mejor expresión en el contraste con ésta, a saber, en el contraste con la aparente tosquedad o zafiedad externa de aquellos en los que, como en Sócrates, un contenido espiritual profundo, al imponerse sobre una figura o un rostro feo o extravagante, se hace doblemente visible. Figuras de este tipo, objeto de continua reproducción pictórica y escultórica, son en especial Hanshan y Shite. Las representaciones que de ellos hizo Shübun me parecen las más grandes representaciones fisonómicas del arte universal. En ningún lugar se ha logrado como aquí hacer que lo plenamente ridículo y grotesco de la apariencia externa quede aniquilado y olvidado ante la irrupción de la profundidad y, con ello, hacer perceptible la completa indiferencia de todo lo material y externo frente a lo interno. Y esto, además, al modo enteramente «lacónico» del propio zen, con un par de pinceladas y borrones de prodigiosa tinta china. Al modo exacto de la «sombra de bambú, que oscila sin mover un átomo de polvo», es decir, con entera indiferencia frente a todo efecto externo y sin segundas intenciones. Siguiendo un método en boga, se ha pretendido explicar el Maháyána como «irrupción de la mística del vedánta en el budismo». Pero las figuras de Hanshan y Shite, y también las del jocoso barrigón Pu Tai, nos enseñan cuán precavidos debemos ser frente a todas estas pretendidas influencias. Tales figuras resultarían simplemente impensables entre los discípulos de Shankara.
 
 
Y la vivencia que nos transmiten, más allá de su carácter inefable, tiene un carácter completamente distinto del Brahmantiirvána del vedánta. La afirmación «nirvána y samsára son lo mismo» sería para Shankara una enorme atrocidad. El zen es algo mucho más ingenuo, mucho más beatífico, mucho más transido de luz, mucho más rico en potencias; lo que quiere hacer con el mundo no es eliminarlo, sino iluminarlo. Se trata también de mística, pero viene a poner de manifiesto que «mística» no significa en modo alguno lo mismo en todas partes; y que la mística no es, ni mucho menos, una categoría esencial, propia y específica, sino una designación puramente formal para aludir a la preponderancia de lo irracional, que puede tener lugar de muy diferente manera y con contenidos muy distintos. Si se quisiera buscar correlatos de figuras como las descritas, los hallaríamos sobre todo entre los discípulos de Francisco de Asís, como san Egidio y san Ginepro.
 
 
4. La nueva visión surge en un acto que irrumpe de pronto. Pero el contenido de dicha vivencia es completamente incomunicable. Debe surgir en cada uno con plena originariedad. El «carácter súbito» y la «incomunicabilidad» constituyen, así, los auténticos dogmas de esta extraña escuela. Por ello los pintores representan siempre a Bodhidharma rompiendo y apartando de sí las sútras, los textos sagrados y los escritos escolásticos. Con todo, también aquí hay maestros y discípulos. Y esta relación es especialmente importante: no se trata de instruir al discípulo sobre algo respecto de lo cual no cabe instrucción, sino de, por así decir, conducirlo o, mejor, empujarlo hasta que la intuición irrumpa también en él. La mejor ayuda en este sentido es, obviamente, la contemplación de los efectos de dicha experiencia, que hemos enunciado en el punto 3. La vivencia intensa de su interconexión debe suscitar un barrunto preparatorio en las estructuras a priori de la persona receptiva a ellos, preparándola así para la eclosión. A esto se añade luego toda una serie de drásticos ejercicios de una extraña pedagogía, que a nosotros nos puede parecer un puro disparate, pero que manifiestamente alcanza sus fines en el interesado.
 
 
A ello se refiere la historia, aparentemente poco estimulante, del despertar de Hakuin por su maestro Shoju: Hakuin considera que ha hecho ya grandes avances en el conocimiento de Buddha y expone a su maestro su sabiduría. Cuando acaba, éste le responde: «¡Puro absurdo!». Hakuin intenta justificarse. Entonces, su maestro le pega, lo echa de la casa, dejándolo tirado en mitad del fango, y le insulta: «¡Tú, pasto del demonio!». Hakuin viene una segunda vez, firmemente decidido a hacer entrar en razón al maestro. Esta vez, el maestro lo echa por la puerta de la terraza, muro abajo. Y viéndolo allí tirado, medio atontado, el maestro, desde arriba, se ríe de él con sorna. Hakuin decide entonces abandonar a su maestro.
 
 
Pero mientras pasa por un pueblo pidiendo limosna, acontece el prodigio: Un pequeño suceso indiferente (como el brillo de la jarra en Böhme *) sirve de ocasión para que, de repente, se abra en él el ojo espiritual de la verdad zen.
 
 
Le invade entonces una dicha sin límites y, casi fuera de sí, vuelve a su maestro. Antes de franquear el umbral, el maestro le reconoce, se inclina ante él y le dice:
 
 
«¿Qué alegre embajada traes? Rápido, rápido, entra». Hakuin narra lo que le ha sucedido. Entonces, el anciano le acaricia tiernamente: «Ahora lo posees, ahora lo posees».
 
 
Como instrumento de ayuda para la eclosión sirven también los coloquios —que son, desde luego, los más extraños que se hayan dado nunca entre almas sedientas de salvación—. Sus lacónicas declaraciones —que en algunos casos son literalmente monosilábicas— a menudo dan la impresión de carecer de todo sentido. Pero, en realidad, portan una alusión oculta, que en cualquier caso sólo puede apreciar aquel que está acostumbrado a esta clase de enigmas y ha sido instruido en ellos. No se trata de «enseñanzas» sino, más bien, de una suerte de cachetes que se le dan al alma para instruirla, para conducirla por medio de ideogramas en una determinada dirección. Son conversaciones como la siguiente, que tiene lugar entre Ummon y su discípulo:
 
 
¿Cuál es el sable (espiritual) de Ummon?
¡Zas!
¿Cuál es el camino directo a Ummon?
El más interior.
¿Cuál de las tres Káyas del Buddha anuncia la doctrina?
¡Algo cayó! – No se trata de algo distinto.
Nada terreno existe ya, ni derecha ni izquierda.
Y las corrientes, las montañas, la amplia esfera terrestre
-En todo ello resplandece el cuerpo de Dharma-rája.
 
 
Bukko (1226-1286) describe su vivencia de forma semejante. A él, el impulso misterioso hacia el satori le llega de noche, mientras espera sentado sin dormir, cuando suena súbitamente el gong desde el cuarto del abad.
 
 
«Salté de mi cama y salí a la noche iluminada por la luna, y eché a correr hacia el cobertizo del jardín. Y aquí, mirando al cielo, grité exultante: ¡Qué grande es el Dharmakáya! ¡Qué grande e infinito para siempre!».
 
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*. Son muy numerosas las vivencias de este tipo, que actúan como desencadenante, haciendo que el hielo se rompa, que la tensión acumulada se descargue, que la disolución cristalice, que caigan los velos que cubren los ojos. En los siguientes versos, Yenju se refiere a su vivencia del satori. Un haz de leña cae al suelo. Y esta circunstancia intrascendente se convierte en ocasión para que, de súbito, se abra en él el ojo interior, para que surja a manera de relámpago la Bodhi incomunicable, para que se ilumine el conocimiento que es capaz de transformarlo todo y nada puede comunicar, suscitándose en él una clarividencia sobre todo y a través de todo.

Dogen

Publicado: 29 noviembre, 2013 en Uncategorized
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dogen el rey del samadhi

El rey del samadhi, sentado con dignidad y nobleza,
trasciende todo el cosmos y se funde en el fondo
del corazón del Buddha y los Patriarcas.
La única vía para alcanzar esta absoluta trascendencia
es sentarse en loto en zazén. Es el más
precioso y sublime estado más allá
del Buda y los Patriarcas.

Dogen
(Shobogenzo)