Tao Te King: El sabio previene antes de que suceda

Publicado: 28 agosto, 2014 en arte, ecologia, filosofia, libro, literatura, noticias

 
 

Tao Te King Capítulo LXIV

paisaje 
 
Lo que está en reposo es fácil de retener.
Lo que no ha sucedido es fácil de resolver.
Lo que es frágil es fácil de romper.
Lo que es menudo es fácil de dispersar.
Prevenir antes de que suceda,
y ordenar antes de la confusión.
 
 El árbol que casi no puede rodearse con los brazos,
brotó de un germen minúsculo.
La torre de nueve pisos,
comenzó por un montón de tierra. El viaje de mil [ li ],
empezó con un paso.
Quien actúa, fracasa.
Quien tiene, pierde,
 
 
Por esto, el sabio nada hace y no fracasa;
nada posee, y nada pierde.
El hombre suele malograr la obra cuando va a concluirla.
Cuidando del final como del principio,
ninguna obra se perdería.
 
 
Por esto, el sabio aspira a no desear nada
y a despreciar lo valioso.
Aprende a no aprender,
regresa por el camino que los demás ya han recorrido,
y así, sin atreverse a obrar,
favorece la evolución natural de todos los seres.
 
 
 
La sabiduría de este legendario libro sagrado, el Tao Te King,  está basada en el No-hacer o Wu Wei.  Wu Wei se puede definir como “el hacer en el no hacer. Para estar de acuerdo con el Tao, uno tiene que “hacer nada”, es decir, nada forzado, artificial o no natural.”
 
 
 
 
 
De este modo, al evitar lo forzado o artificial, el sabio se somete a lo que de eterno hay en su interior, manifestado también en las leyes naturales. Así, consigue alejarse de su yo egocéntrico y se apega al alma.
 
 
 
La personalidad, como yo egocéntrico,  es fruto de lo cultural que, a su vez, está contaminado siempre por el individualismo y el afán de triunfo; contaminada del enfrentamientos de los yoes humanos y de la lucha por el poder; contaminada también por el aparentar y el afán de posesión material que predominan por doquier.
 
 
 
Lo cultural está invadido por el intento de dominación de la naturaleza por medio de una ciencia y una tecnología hijas de la mente del hombre, el cual, ha perdido su centro hace tiempo ya que no comprende que la naturaleza es más sabia que él y ha de adaptarse a ella y no al revés.
 
 
 
Aún más profundamente, el Tao Te king nos habla de aquel Reino que se refleja también en las leyes naturales, que trasciende este reino terrenal; el reino de las almas. “Mi Reino no es de este mundo”, afirmaría también Jesús el nazareno, un Jesús utilizado por muchos para continuar construyendo un reino en el más acá al servicio de unos pocos.
 
 
 
 

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