- En primer lugar, comienza por conseguirle un sitio donde le de mucho sol, ya que necesita mínimo unas 6 horas diarias. No necesariamente tiene que ser un sitio cerrado, con que de la luz a través de una ventana es suficiente.
- Consigue una maceta con agujeros en el fondo y que tenga una cierta magnitud, ya que adentro de allí irá ni más ni menos que un planta de tomate. Llénala con tierra fértil o fertilizada, que permita un buen drenaje.
- Ve al vivero y cómprate una buena planta de tomate, verde, vivaz. Pide que sea de crecimiento limitado, ya que así te aseguras que no seguirá creciendo indefinidamente. Plántala, quedándote con la tierra con la que la compraste, ya que esto hará que se adapte más fácil.
- Riégala una o dos veces por semana, que no le falte humedad, ya que es importantísimo para su crecimiento. Pero tampoco la ahogues. Es muy importante que el exceso de agua se pueda drenar.
- Ahora sólo te tocará tener paciencia, regar tu planta de tomate, darle sol y recoger los frutos cuando sea el momento indicado.